septiembre 17, 2009

Argentino, un chiste del destino

Muchas veces me pregunto si los políticos argentinos no me estarán sacando mi profesión.
Todos los días al levantarme, prendo la PC, para leer los diarios locales y nacionales (me sale más barato que comprar 2 o 3 diarios todos los días) al leer los titulares; enseguida busco las noticias más importantes y relevantes... todo es JODA, por más que busque algo serio, no encuentro. Siempre lo mismo, me da la impresión que desde hace años, nuestra clase política está empecinada en querer hacernos participar de sus propias ocurrencias, pero no se dan cuenta que su sentido del humor –negro- apunta a tan solo un pequeño grupo de lectores y que para el resto, la función terminó hace varios años atrás.
Desde fines del año pasado, se mandaron la GRAN JODA. Inventaron un corralito para quedarse con todos nuestros pequeños ahorros, y de ahí en más a manejar nuestro dinero como se les ocurra. Atrás quedó la ilusión de muchos tontos que creímos que estabamos en el soñado Primer Mundo. Tontos e idiotas, como aquella vez que un pueblo en medio de la guerra de Malvinas se reunió en Plaza de Mayo para aclamar la llegada del Principito para romperle el culo, mientras un grupo de militares, dueños de miles de desaparecidos terminaban sacando la bandera blanca y negociando una rendición, no estaba Maradona ni la “mano de Dios” para ganar esa maldita guerra.
Realidad de una historia argentina que hoy por hoy se lleva a miles de almas a vivir al extranjero en búsqueda del paraíso perdido, muchos se empecinan en abandonar el barco porque piensan que con estos capitanes nunca se llegará a buen puerto. Los entiendo perfectamente, pero como buen leonino sigo creyendo en mi mejor herramienta, mi mano transpirada que toma el lápiz y lo apoya sobre la hoja blanca para crear un chiste que cause una risa liberadora, una alegría crítica y de buen humor, cargado de solidaridad para combatir el pésimo chiste de un gobierno de paso, que reelección o re-reelección de por medio, más de diez años no dura.
Un ruido de cacerola, hace temblar mi tablero, mi marcador fino cae al piso y se destruye la punta –pienso: ¿Cuánto me costará ahora reponerlo ya que era made in Germany?... Me asomo a la ventana y veo miles de personas haciendo sonar sus cacerolas como protesta a una realidad socio-económica que no eligieron en las urnas, hay de todo, ricos y pobres, cacerolas nuevas y ollas populares, tal vez sea la primera vez que veo al pueblo unido, saliendo a la calle con el solo motivo de decir basta de chistes; gobiernen, que para eso están, para eso se prepararon o estudiaron –si lo hicieron- y sino váyanse, ustedes son los que se tienen que ir, no nosotros que queremos una Argentina sana y sin corruptos.
Quedaron atrás los años en que presentabas un trabajo a un jefe de redacción y te decía que era imposible publicarlo, porque si lo hacía, los milicos te cerraban el diario –años de censura de ideas- hoy haces un trabajo y no sabes donde mierda publicarlo porque son años de censura económica, cada día son más los medios de comunicación que cierran sus puertas porque no hay ventas, porque no hay presupuesto, porque nos invadieron las multinacionales que arrasan con todo proyecto menor o nacional que exista. Es duro, muy duro, te hablan de competitividad, los buenos trabajan, los malos no; quién decide, la persona que está a cargo de una oficina de RR.HH. es idónea o no, está digitada, quién lo sabe. Siempre el acomodo o el amiguismo hace que trabajes o no. Argentinos 2002, sin rumbo, pero ilusionados, que trabajando seriamente y con profesionalismo vamos a salir adelante. ¿Existirá en la Argentina algún marcador nacional que pueda reemplazar al mío, víctima del último cacerolazo?

(De Tebeosfera - España, me pidieron que escribiera algo sobre la situación económica que estabamos pasando los argentinos por esas épocas, posterior a la uída del pte. De la Rua de la Casa de Gobierno, en pleno corralito y durante la presidencia de Duhalde)

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